RINCÓN DEL AUTOR
Richard Webb
Director de Instituto del Perú de USMP.-
Diario “El Comercio”, 18/marzo/2013. A33
Según el mito
griego, el rey Midas volvía oro todo lo que tocaba. Como resultado, murió de
hambre –los alimentos se convertían en metal al tocar su boca-. Lo que parecía
una bendición fabulosa terminó siendo una maldición.
Richard Webb Duarte, economista y profesor peruano
Juan Pablo Pérez fue el ministro de Minas venezolano que más lucho por la defensa de la riqueza petrolera de ese país, imponiendo un reparto 50-50 a las compañías petroleras extranjeras e incorporando a Venezuela a la OPEP, el cartel de los países exportadores de petróleo. Paradójicamente, se lo recuerda no solo por el éxito de su gestión nacionalista, sino también por una famosa advertencia acerca de su propio éxito. Al renunciar a su cargo público dijo: “Dentro de veinte años, lo verán: el petróleo nos traerá la ruina (…). El petróleo es el excremento del diablo”. Consecuentemente con su nueva perspectiva, Pérez dedicó los últimos años de su vida a la salud y a la educación de los niños, y a luchar contra la corrupción asociada al exceso de divisas petroleras.
La bonanza
petrolera sigue fuerte en Venezuela y el país no sufre de hambre, pero su
producción de alimentos por habitante se ha reducido en 7% en la última década.
Venezuela sufre una de las inflaciones más altas del mundo, con 22% en el 2012,
alza liderada por los precios de los alimentos.
La maldición del
dinero fácil se asocia mayormente con la riqueza natural, pero también con olas
del crédito barato. Y, dentro de los países, las generosas asignaciones
presupuestales pueden tener un efecto similar, como sucede actualmente en el
Perú por las enormes transferencias fiscales a los gobiernos descentralizados.
Hoy nos
escandalizamos ante la aguda competencia por el control del municipio de Lima,
pero lo que sucede en Lima es un pálido reflejo de la improductiva lucha que se
ha vuelto normal en los gobiernos descentralizados. Incluso en los distritos
más pequeños y alejados, el apetito por el poder se evidencia en un enorme
gasto electoral, frecuentes pedidos de revocación y abierta violencia, como
sucedió en Ilave.
¿La maldición de
Midas debería volverse una de las leyes fundamentales de la ciencia económica?
Ciertamente es una creencia citada persistentemente por los que se oponen al
papel de la minería y de otros recursos naturales como motores del desarrollo.
Abundan evidencias que le dan la razón a Juan Pablo Pérez. El argumento sociológico,
que asocia la mala gestión económica y de gobierno con una cultura de dinero
fácil, es difícil de ignorar. En muchos lugares la riqueza natural se asocia
con la corrupción, el conflicto interno, las democracias debilitadas, el daño
al medio ambiente y el subdesarrollo industrial. Sin embargo, es igualmente
fácil de citar casos de avance económico y político favorecidos por el buen aprovechamiento
de las riquezas naturales.
El Perú viene esquivando la ley de Mida: la minería
no ha impedido el dinamismo agropecuario ni industrial, ni ha generado las
limitaciones a la democracia que existe en países vecinos y más bien, ha
contribuido a financiar un gran avance en términos de inclusión social y
productiva. Si nos mantenemos alerta, podremos sobreponernos a leyes
deterministas, como la maldición de Midas.
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