miércoles, 13 de marzo de 2013

"MÁS ALLÁ DE TODA DUDA RAZONABLE"


UNA HISTORIA BIEN CONTADA PUEDE SER MÁS ÚTIL QUE LAS FRÍAS Y DIFÍCILES MATEMÁTICAS

JOHN KAY (Comentarista de economía y negocios)
- FINANCIAL TIMES -  (Diario El Comercio, martes 5/marzo/2013)

En un sonado caso legal la semana pasada, el jurado pidió al juez que explicara lo que se entendía por el término “más allá de toda duda razonable”. Como es costumbre en las cortes inglesas, el juez se negó a aclarar esas palabras.

Pero la pregunta de los miembros del jurado es legítima y el intento de responder a ella revela mucho, no solo acerca de la ley sino del análisis de problemas complejos. El derecho inglés reconoce dos principales estándares de prueba. La prueba penal es que un cargo debe estar  “más allá de toda duda razonable”, mientras que en los casos civiles se decide sobre la base del “balance de las probabilidades”.


El significado de estos términos parecería obvio para cualquier persona entrenada en estadísticas básicas. Los científicos piensan en función de intervalos de confianza; se inclinan en aceptar una hipótesis si la probabilidad de que sea cierta supera el 95% “Más allá de toda duda razonable” parece ser una declaración de que existe una alta probabilidad de que la hipótesis –la culpabilidad del acusado- sea verdad. Tal vez una condena penal requiera un estándar más alto que la norma científica –es necesario un 99% o incluso 99.9% de confianza para meter a alguien en la cárcel. El “balance de probabilidades” debe significar más bien que la probabilidad de que una demanda esté fundada es superior a 50%.

Y, sin embargo, una breve conversación con abogados experimentados demuestra que ellos no interpretan los términos de esta forma. Un ejemplo famoso supone que usted es atropellado por un autobús al que no vio (por eso fue atropellado). Digamos que la empresa A opera más de la mitad de los ómnibus en la ciudad. En ausencia de otra evidencia, la probabilidad de que sus lesiones fueran ocasionadas por un ómnibus perteneciente a la empresa A es de más de la  mitad. Pero ninguna corte podría determinar sobre esta base que la empresa A fue la responsable.

Una corte aborda el tema de manera diferente. Usted debe contar una historia sobre usted y el ómnibus. El razonamiento jurídico utiliza un enfoque narrativo más que un probabilístico, con frecuencia el resultado es una confusión perjudicial –como lo fue, por ejemplo, el testimonio errado de Sir Roy Meadow sobre muertes infantiles que llevó a la corte a condenar injustamente a afligidos padres por el asesinato de sus hijos.

El sistema legal de Estados Unidos, de manera contundente, prefiere el término “preponderancia de la evidencia” a “balance de probabilidades”. Para un estadístico, no es algo evidente que estos términos tengan el mismo significado. Pero los abogados consideran que, en términos generales, lo tienen. La razón es que el término “balance de probabilidades” no es interpretado de la misma manera por abogados y estadísticos.

Cuando he planteado estos temas a personas con formación científica, suelen responder que los abogados generalmente no saben de números y qué con una mejor educación aprenderían a pensar de la misma manera que los estadísticos. El razonamiento de probabilístico se ha convertido en el método dominante del pensamiento estructurado sobre problemas que implican riesgo e incertidumbre, a tal punto que las personas que no piensan así son ridiculizadas como incompetentes e irracionales. Sin embargo, este enfoque probabilístico, un desarrollo intelectual reciente, estuvo fuertemente involucrado en la crisis financiera del 2008. Los sistemas jurídicos han evolucionado a lo largo de cientos, sino miles de años, en la aplicación de diferentes modos de razonamiento.

Es posible –incluso común- creer que algo es cierto sin estar seguro de esa creencia. Es decir, estar seguro de que, digamos, una burbuja inmobiliaria estará sin ser capaces de relacionar una alta probabilidad a algún evento específico, como que “los precios de vivienda caerán un 20% el próximo año”. Una corte se preocupa por establecer el grado de confianza en una narración, no por medir la probabilidad en un modelo.

Este tipo de razonamiento narrativo es el medio más eficaz que los seres humanos han desarrollado para manejar problemas complejos y confusos. Una corte rara vez puede determinar una relación completa de probabilidades de los eventos en los que debe decidir el fallo. Del mismo modo, un individuo no puede saber cómo evolucionaran la carrera y las relaciones. Una empresa debe ser dirigida hacia un futuro de dimensiones desconocidas inescrutables.

Así, mientras el pensamiento probabilístico es indispensable cuando se trata de eventos recurrentes o historias que se repiten, a menudo falla cuando tratamos de aplicarlo a eventos idiosincrásicos y problemas de solución abierta.

Hacemos frente a estas situaciones contando historias y basamos las decisiones en su capacidad de persuasión. No porque seamos estúpidos, sino porque la experiencia nos dice que es mejor manera de manejar la situación. Por eso las novelas se venden mejor que los textos de estadística.

Su amigo
Dr. Pablo Albán

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