UNA HISTORIA BIEN
CONTADA PUEDE SER MÁS ÚTIL QUE LAS FRÍAS Y DIFÍCILES MATEMÁTICAS
JOHN KAY (Comentarista
de economía y negocios)
- FINANCIAL TIMES
- (Diario El Comercio, martes
5/marzo/2013)
En un sonado caso
legal la semana pasada, el jurado pidió al juez que explicara lo que se
entendía por el término “más allá de toda duda razonable”. Como es costumbre en
las cortes inglesas, el juez se negó a aclarar esas palabras.
Pero la pregunta
de los miembros del jurado es legítima y el intento de responder a ella revela
mucho, no solo acerca de la ley sino del análisis de problemas complejos. El derecho
inglés reconoce dos principales estándares de prueba. La prueba penal es que un
cargo debe estar “más allá de toda duda
razonable”, mientras que en los casos civiles se decide sobre la base del “balance
de las probabilidades”.
El significado de
estos términos parecería obvio para cualquier persona entrenada en estadísticas
básicas. Los científicos piensan en función de intervalos de confianza; se
inclinan en aceptar una hipótesis si la probabilidad de que sea cierta supera
el 95% “Más allá de toda duda razonable” parece ser una declaración de que
existe una alta probabilidad de que la hipótesis –la culpabilidad del acusado-
sea verdad. Tal vez una condena penal requiera un estándar más alto que la
norma científica –es necesario un 99% o incluso 99.9% de confianza para meter a
alguien en la cárcel. El “balance de probabilidades” debe significar más bien
que la probabilidad de que una demanda esté fundada es superior a 50%.
Y, sin embargo,
una breve conversación con abogados experimentados demuestra que ellos no
interpretan los términos de esta forma. Un ejemplo famoso supone que usted es
atropellado por un autobús al que no vio (por eso fue atropellado). Digamos que
la empresa A opera más de la mitad de los ómnibus en la ciudad. En ausencia de
otra evidencia, la probabilidad de que sus lesiones fueran ocasionadas por un ómnibus
perteneciente a la empresa A es de más de la
mitad. Pero ninguna corte podría determinar sobre esta base que la
empresa A fue la responsable.
Una corte aborda
el tema de manera diferente. Usted debe contar una historia sobre usted y el ómnibus.
El razonamiento jurídico utiliza un enfoque narrativo más que un probabilístico,
con frecuencia el resultado es una confusión perjudicial –como lo fue, por
ejemplo, el testimonio errado de Sir Roy Meadow sobre muertes infantiles que
llevó a la corte a condenar injustamente a afligidos padres por el asesinato de
sus hijos.
El sistema legal
de Estados Unidos, de manera contundente, prefiere el término “preponderancia
de la evidencia” a “balance de probabilidades”. Para un estadístico, no es algo
evidente que estos términos tengan el mismo significado. Pero los abogados
consideran que, en términos generales, lo tienen. La razón es que el término “balance
de probabilidades” no es interpretado de la misma manera por abogados y
estadísticos.
Cuando he
planteado estos temas a personas con formación científica, suelen responder que
los abogados generalmente no saben de números y qué con una mejor educación
aprenderían a pensar de la misma manera que los estadísticos. El razonamiento
de probabilístico se ha convertido en el método dominante del pensamiento
estructurado sobre problemas que implican riesgo e incertidumbre, a tal punto
que las personas que no piensan así son ridiculizadas como incompetentes e
irracionales. Sin embargo, este enfoque probabilístico, un desarrollo
intelectual reciente, estuvo fuertemente involucrado en la crisis financiera
del 2008. Los sistemas jurídicos han evolucionado a lo largo de cientos, sino
miles de años, en la aplicación de diferentes modos de razonamiento.
Es posible –incluso
común- creer que algo es cierto sin estar seguro de esa creencia. Es decir,
estar seguro de que, digamos, una burbuja inmobiliaria estará sin ser capaces
de relacionar una alta probabilidad a algún evento específico, como que “los
precios de vivienda caerán un 20% el próximo año”. Una corte se preocupa por
establecer el grado de confianza en una narración, no por medir la probabilidad
en un modelo.
Este tipo de
razonamiento narrativo es el medio más eficaz que los seres humanos han
desarrollado para manejar problemas complejos y confusos. Una corte rara vez
puede determinar una relación completa de probabilidades de los eventos en los
que debe decidir el fallo. Del mismo modo, un individuo no puede saber cómo
evolucionaran la carrera y las relaciones. Una empresa debe ser dirigida hacia
un futuro de dimensiones desconocidas inescrutables.
Así, mientras el
pensamiento probabilístico es indispensable cuando se trata de eventos
recurrentes o historias que se repiten, a menudo falla cuando tratamos de
aplicarlo a eventos idiosincrásicos y problemas de solución abierta.
Hacemos frente a
estas situaciones contando historias y basamos las decisiones en su capacidad
de persuasión. No porque seamos estúpidos, sino porque la experiencia nos dice
que es mejor manera de manejar la situación. Por eso las novelas se venden
mejor que los textos de estadística.
Su amigo
Dr. Pablo Albán
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